Hay un cristianismo nuevo que puja por nacer en las conciencias de hombres y mujeres que aman la libertad. No es rebelión contra el Dios de la vida sino contra las estructuras eclesiásticas, las leyes y tradiciones que los hombres han inventado en torno al mensaje prístino del Maestro.
Las organizaciones religiosas, en su afán de ordenar y
defender la fe, han establecido normas y decretos que hoy les parecen divinas y
han ahogado el mensaje de Dios como los espinos ahogaron la semilla en la
parábola del sembrador.
Urge romper esas estructuras y volver al mensaje sencillo
del Evangelio, despojado de costosos templos, vestiduras, ornamentos, ritos
complicados, sacrificios innecesarios, prohibiciones, discriminaciones,
excesos, juicios, autoritarismos y todo tipo de acciones que atentan contra la
libertad de las conciencias. ¡Qué contraste con el ministerio del Maestro que
escogió como apóstoles a sencillos hombres del pueblo y predicó entre los
pobres valiéndose apenas de un asno y un báculo!
“...sed, pues, prudentes como serpientes, y
sencillos como palomas.” (San Mateo 10:16)
No hay comentarios:
Publicar un comentario