Cuando era un recién convertido y tenía apenas 21 años, no
comprendía el significado de muchas palabras de la Biblia. Tal vez porque las
traducciones que se utilizaba en aquellos años usaban un lenguaje anacrónico o
porque me faltaba formación doctrinal, no entendía términos como gracia, pacto,
circuncisión, etc. Pero una de las palabras que me llamaba la atención era “gentiles”.
La asociaba a gentileza o amabilidad. Luego comprendí que se refería a los no
judíos; más tarde me enteré que era similar a decir “gentes”. Por eso es
importante tener traducciones bíblicas populares, en un lenguaje corriente,
para principiantes. Cuando ellos tengan una formación básica, podrán
familiarizarse con traducciones más precisas.
Hablando acerca de judíos y gentiles, el apóstol Pablo
escribe: “Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna
manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para
provocarles a celos.” (Romanos 11:11-24)
El hecho de que los judíos rechazaran a Jesús como Mesías fue un tropiezo del
pueblo de Dios, pero no una caída definitiva. Gracias a ese rechazo de ellos,
los gentiles tuvieron la oportunidad de conocer la fe en Jesucristo y salvar
sus almas. Cuando los apóstoles predicaron a los judíos el Evangelio de Jesús,
experimentaron el rechazo de muchos; entonces se volvieron a los gentiles. En esta
misión destaca el apóstol Pablo.
Los gentiles eran considerados por los judíos personas sin
una ley moral, principalmente sin la Ley de Dios dada por Dios a Moisés: “Porque
cuando los gentiles que no
tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan
ley, son ley para sí mismos” (Romanos
2:14)
San Pablo comprendió con mayor claridad que los Once, que
Dios tiene autoridad y misericordia sobre todo ser humano y no tan sólo sobre
los judíos: “¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles.” (Romanos 3:29)
En el Antiguo Testamento, los gentiles eran despreciados y
tratados de “incircuncisos” debido a que los judíos circuncidaban su prepucio,
desde los tiempos de Abraham, como señal de que eran propiedad de Dios: “Por
tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por
la llamada circuncisión hecha con mano en la carne.” (Efesios 2:11) En el Nuevo Testamento los gentiles convertidos al
Cristianismo llevan como señal en su carne el bautismo y en su espíritu el
Espíritu Santo, ambas señales invisibles para el mundo pero visibles para Dios.
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