sábado, 31 de enero de 2015

LIBERANDO CONFIANZA.


 
La desconfianza se origina en el temor. Desconfiamos de alguien cuando no le conocemos o cuando ya hemos sufrido actitudes negativas de esa persona y no creemos en su cambio. Lo contrario de la desconfianza es la confianza, la credibilidad. Nos fiamos de alguien porque esa persona proyecta una sensación positiva que no consideramos amenazante.
Surge la desconfianza cuando desconocemos los motivos del otro. Tal vez quiera engañarnos, robarnos, perjudicarnos de alguna manera. Entonces ese desconocimiento por parte nuestra origina temor. No conocer los motivos de los demás, permanecer ignorante de sus pensamientos y creencias, no saber de dónde procede alguien, genera desconfianza.

En filosofía de vida, creencias, religión, posición política, es frecuente la desconfianza. Esto es porque tenemos miedo a ser invadidos intelectual o espiritualmente por el que piensa distinto. Tal actitud acusa cierta debilidad en las convicciones ya que quien está seguro de lo que cree no debería tener temor a ser convencido de otra cosa. Pero también revela intolerancia y falta de amor.
Necesitamos ser libres de la desconfianza y tener un espíritu abierto para recibir y aceptar al otro con sus propios pensamientos y filosofía de vida, aunque no coincidamos con ellos. “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.” (1 Juan 4:18)

No hay comentarios:

Publicar un comentario