martes, 13 de enero de 2015

OTRO NIVEL DE CONCIENCIA


La insatisfacción frente a la vida, la depresión, el sentimiento de profunda soledad, las culpas, los traumas arrastrados desde la infancia y la juventud, el desagrado por las relaciones familiares o laborales, la crisis existencial, en fin los sentimientos de infelicidad, pueden ser enfocados como un problema de origen externo a la persona o como un problema interno. Así también la búsqueda de soluciones se dirigirá al exterior o al interior dependiendo del enfoque personal y su madurez espiritual.
 
Quien piensa que todos sus problemas son por causas externas, dice: Mis padres provocaron este daño en mí; la sociedad produce estragos en la vida de las personas; el diablo me ataca y me tienta a hacer lo malo; la responsabilidad de todos mis sufrimientos la tienen los demás, yo soy una víctima. Así piensa un niño espiritual.

En cambio las personas espiritualmente maduras analizan este tipo de problemas como un asunto personal que cada individuo debe enfrentar por sí mismo, sin culpar a otros de ellos. Saben que estamos dormidos en nuestras conciencias y necesitamos despertar, que estamos muertos espiritualmente y necesitamos vivir o resucitar a una realidad superior, que debemos aprender a solucionar nuestra problemática personal avanzando hacia otro nivel de conciencia. Jesús habla de un nuevo nacimiento espiritual: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. (San Juan 3:5)

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