martes, 27 de enero de 2015

AMAR EN LIBERTAD.


 
Los esposos se aman cuidándose mutuamente. Ambos procuran la felicidad del otro. Conociendo el amor que se profesan, confían en su fidelidad. No hay desconfianza en su relación porque se conocen y saben que son amados. Su relación no se basa en leyes ni obligaciones sino en el sentimiento profundo que se profesan. No necesitan levantar prohibiciones entre ellos sino que se dejan en libertad de acción. El criterio de cada uno, basado en el respeto y la delicadeza, conduce las decisiones de los esposos.
Cuando hay confianza hay libertad. Si tengo confianza en el amor de mi esposo o esposa, le dejo libre; si confío en la madurez de mis hijos, les doy libertad; si confío en la sinceridad de mi amigo, me relaciono con él en libertad.

Del mismo modo procede Dios con nosotros. Confía en nuestra entrega y nos deja libres. Él no quiere que oremos por obligación, sino por un verdadero amor y necesidad de estar con Él. No quiere que estemos en una comunidad cristiana por temor a su castigo, sino por el deseo de crecer. Tampoco desea que sirvamos al prójimo porque lo exige en la Biblia, sino porque el espíritu nos inclina a ello. Dios a nadie obliga, él atrae con su amor misericordioso.

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