Dice un
proverbio “Corona de los viejos son los nietos, y la honra de los hijos, sus padres.” (Proverbios
17:6) Los abuelos son quienes mejor pueden entender y saborear esta verdad
construida como un dístico, forma poética muy utilizada en la antigüedad. Son
dos frases independientes, pero que se relacionan de algún modo.
Es indudable que una mamá o un
papá se sentirán muy orgullosos de los logros de sus hijos. En cierto modo los
padres se proyectan en ellos y desean que triunfen en la vida o que alcancen
toda la felicidad posible. La mayoría quiere evitarles los dolores y esfuerzos
que ha debido enfrentar en la vida. En cierto modo el éxito de un hijo es éxito
de sus padres, de sus trabajos, de sus consejos y ayuda prestada a ellos
durante su desarrollo.
Sin embargo no todos los hijos
pueden disfrutar de padres vivos o cercanos. Muchos han crecido sin papá, en
una institución o a cargo de familiares o personas que cumplieron la función
paternal y maternal. Tal cosa genera sentimientos de soledad, a veces rebeldía,
pero en todos, una gran fuerza de carácter para enfrentar los embates de la
existencia.
También están las parejas que no
lograron tener hijos. Pocos son los que lo hacen por libre decisión, la mayoría
lamenta no haber sido padres. Algunos optan por la adopción, que es la mejor y
más generosa determinación, ser padres de un niño huérfano o sin recursos. Así
podrán saborear, cuando el pequeño crezca, la honra de la que habla el proverbio.
Como en todas las cosas humanas, si esto no ocurre “la excepción confirma la
regla”.
Ocupémonos ahora de la primera frase “Corona de los viejos son los nietos”. Por lo general se es abuelo a una edad un poco más avanzada. La tarea paternal ya se efectuó, se ha disfrutado de los logros –pocos o muchos- de los hijos y ahora llega el disfrute de los nietos. No descansa en los hombros del abuelo la obligación de alimentarlos ni la tarea de educarlos, sino tan sólo brindarles cariño y protección. La actitud del abuelito y la abuelita es de gozo y admiración por ese niño lleno de vitalidad, curioso y necesitado de cariño. Los abuelos no imponen disciplina sino más bien aman libremente a esas deliciosas criaturas en formación que son sus nietos. Si alguien quiere ver coronada su vida de alegría fresca y sana, tenga nietos. Si quiere llevar sobre sus canas una corona mejor que la de un rey, ame a los hijos de sus hijos.
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