A veces la religión se reduce a un montón de “lo que debes
hacer” y si no lo haces estás mal. Religión y Moral se unieron en los tiempos
de Moisés. La Religión tiene por propósito re-ligar, es decir volver a unir al
ser humano con Dios. La Moral indica lo que es bueno o malo para una cultura
determinada. La pregunta es si nuestra religión cristiana está más interesada
en reconciliarnos con Dios o en que nos comportemos bien. Para responderla
vamos a las enseñanzas de su fundador: Jesucristo. Nos limitaremos a revisar sus
palabras en los cuatro Evangelios.
Examinando cuántas veces aparece la palabra “mal”, nos
encontramos con 34 en el Evangelio de Mateo; 6 ocasiones en Marcos; 16 en Lucas;
y 7 en Juan. En total la palabra “mal” en boca de Jesús, es registrada 63
veces.
Examinamos la estadística de la palabra “bien” en los
Evangelios y resultó así: 4 veces en Mateo; 3 en Marcos; 5 en Lucas y sólo 1
vez en Juan. Total: 13.
Hasta aquí podríamos decir que se registran más las ocasiones
en que el Maestro se refiere al mal actuar o mal pensar, 63 veces; contra las
veces que se refiere a lo bueno: 13. En todo caso esto es apenas un esbozo,
pues habría que revisar otras alocuciones como: bueno, malo, amor, pecado, en
fin todos los términos que nos hablen de asuntos morales. No alcanzamos a
responder en estas líneas la interrogante acerca de Religión y Moral en la
doctrina de Jesús. Lo intentaremos más adelante. Como sea, es evidente que hay
una preocupación por la moralidad en los escritos evangélicos.
De estos 76 (63 + 13) versículos morales escogimos algunos
muy interesantes para reflexionar:
“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis
dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los
cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” (San Mateo
7:11)
“Porque del corazón
salen los malos pensamientos,
los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos
testimonios, las blasfemias.” (San Mateo 15:19)
“La lámpara del cuerpo
es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz;
pero cuando tu ojo es maligno,
también tu cuerpo está en tinieblas.” (San Lucas 11:34)
“No ruego que los
quites del mundo, sino que los guardes del mal.” (San Juan 17:15)
“Pero yo os digo: Amad
a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los
que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (San Mateo 5:44)
“Y si hacéis bien
a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los
pecadores hacen lo mismo.” (San Lucas 6:33)
“Amad, pues, a vuestros
enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será
vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para
con los ingratos y malos.” (Lucas 6:35)
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